Fracaso mío: Sobre Festín Desnudo

Una gran parte de mi obra, con la que me identifico, no está escrita a partir de nigún objeto ni mucho menos; se trata más bien de mensajes poéticos, la silenciosa y triste música de la humanidad, querida mía, simplemente afirmaciónes poéticas.

William Bourroughs. En el libro Conversaciones con William Burroughs de Victor Bockris

“Sin la muerte de mi esposa nunca hubiera sido escritor”, declaró más de una vez William Burroughs. Podría parecer una mera pose, pero la verdad es que todos los hechos apuntan a que esto es cierto. La historia es una de las más conocidas del mundo de las biografías literarias. Un día marcado por el consumo de drogas, William Bourrougs decide jugar con su mujer a representar la obra de Guillermo Tell, más específicamente la escena en la cual el personaje principal logra atravesar con una flecha una manzana que su hijo tiene arriba de la cabeza. La esposa, jugando el papel del hijo, se puso una botella en el lugar en el que estaba la manzana, y Bourroughs, famoso aficionado a las armas, tomó una pistola en el lugar del arco y la flecha. Sin embargo, las cosas no salieron como esperaba la pareja. William, en vez de darle a la botella, le disparó a la cabeza de su esposa provocándole su muerte inmediata.
A partir de este hecho (o quizás de la necesidad de huir del mismo), Bourroughs, que hasta ese momento no había publicado nada, empezó a viajar por el mundo y a escribir impulsivamente y publicar. Una vez que empezó a ser escritor, lo miraron -a su pesar- como parte de los artistas beatniks, este conjunto de novelistas y poetas que se sentían afuera de la sociedad y el gran sueño americano. Varios de ellos (por lo menos los màs importantes y representativos) terminaron a su modo fracasando. Jack Kerouak muerto muy joven por una vida de adicciones, Allen Ginsberg abrazando un comunismo cubano que lo terminó rechazando por homosexual y el propio Bourrouhgs, ícono de la rebeldía, terminó haciendo una propaganda para Nike.
Si hay una vida que pareciera marcada por el fracaso y la amargura, esa pareciera ser la de Bourroughs y la del beatnik, si hasta algunos asocian a este movimiento artístico a la palabra beat-down -derrotado-. Festín Desnudo da cuenta de todo esto, de los inicios oscuros del buen William como escritor, del futuro fracaso de Kerouak y Guinsberg (recordar la charla de la estación de tren en la cual el protagonista les advierte de lo mal que van a acabar si vuelven a Norteamerica), también del fracaso de un protagonista que niega una homosexualidad a la que terminará perteneciendo y una naturaleza artísitica que terminará abrazando aunque quiera ser exterminador (oficio en el que, por supuesto, fracasará).
Ante tanta angustia, tanta frustración y tanta lógica de aquello que se pierde o no puede alcanzarse, no es casual que una película como El Almuerzo Desnudo empiece como lo hace. El film basado en la novela inadaptable de Bourroughs, el que se atrevió a llevar al cine aquello que muchos consideraban imposible de ser llevado a la pantalla empieza su primera escena remitiendo al cuento El Exterminador de William Bourroughs, relato que ni siquiera se menciona en el libro El Almuerzo Desnudo.

O sea, la película El Almuerzo Desnudo, film sobre la poética del fracaso, empieza mostrándonos que Cronenberg ha fracasado en su intento de adaptar la novela que quería adaptar y que ha tenido que utilizar otro relato ajeno al libro para empezar su película. Es más, la primera alusión a la novela original de Bourroughs aparece a la media hora de película, cuando vemos al personaje del Doctor Benway interpretado por Roy Schneider -en lo que fue, indudablemente, la última gran interpretación de su carrera- haciendo algunas de las excentricidades que pueden leerse en la novela original. Antes de la aparición del doctor la película tuvo que recurrir a otros cuentos del autor y aludir a aspectos de la biografía de Bourroughs. Estos aspectos, sin embargo, aparecen en la película de una manera extraña.

En primer lugar porque Cronenberg no utiliza directamente el nombre de William Bourroughs, sino que llama a su protagonista Bill Lee (William Lee era un pseodónimo con el que Bourroughs firmó algunas obras suyas). De modo similar los personajes de Hank y Martin se parecen demasiado a Jack Kerouak y Allen Ginsberg y la mujer de Lee se llama Joan Rohmer, en obvia alusión a la esposa real de Bourroughs, llamada Joan Vollmer. Sin embargo, Cronenberg no elige sus verdaderos nombres y elige disfrazar la realidad de nombres falsos, en una película marcada por construcciones artificiales que viven aludiendo a cosas que pasaron o que pasan realmente. El caso más notable de esto en la película es el de esa ciudad de Tangier reconstruida en estudios (1). Vemos una película que transcurre mayormente en un lugar que alude a lo real sin ser real, en una película que alude a e personajes reales escondidos bajo nombres falsos en una película en donde los hechos concretos y lo alucinado se confunde de manera permanente. La pregunta, claro está, es de donde viene esta ficción, este artificio delirante, confuso y visualmente impredecible. La respuesta a esto es claramente la mente de su propio protagonista, de sus delirios y de sus miedos, de sus deseos y sus traumas vueltos muchas veces figuras extravagantes.

Esto puede verse con mucha claridad si tenemos en cuenta que el lugar al que viaja Lee (Interzone -zona interna-) ya lleva en su nombre la idea de exploración introspectiva. Pero hay otros indicios claros que nos muestran que estamos en el territorio de una alucinación personal dueña del propio Bill, una que parece irse construyendo durante el relato con cosas que Lee va escuchando o viendo (2). Por ejemplo, antes de que Bill vea por primera vez el bicho que le habla sobre Interzona en el interrogatorio policial, su mujer Joan le dice que tomar la droga insecticida hace que uno se sienta como un bicho. Luego, en una comisaría, el mencionado bicho le dice a Bill que tiene que matar a su mujer, algo que Lee hará, unas escenas más adelante. Y los ejemplos podrías seguir: la sodomización brutal y asesina que hace Yves sobre Kiki remite a una pequeña escultura que Bill ve en un negocio antes de que esto suceda; Tom le habla a Lee de matar a la musa de manera inconsciente, algo que remitirá al final, cuando Bill mate a nuevamente a Joan. Incluso hay alucinaciones que parecen ajustarse a los deseos de Bill. Por ejemplo, el hecho de que su amante Kiki muera convenientemente justo antes de que Bill tenga la oportunidad de fugarse de Joan, o, por supuesto, el hecho de que Lee, después de matar a su esposa, tenga la oportunidad de conocer una mujer igual a ella para rearmar su pareja.

Hay otra cuestión que habla a las claras de que lo que estamos viendo no es otra cosa que visiones que pertenecen al protagonista, y es que él parece sentirse extrañamente familiarizado con todos los delirios que lo rodean. A Lee nunca se lo ve horrorizado, ni enormemente asombrado con todo lo que pasa. Las dos veces en las que mata a Joan, por ejemplo, muestra un rostro que expresa tristeza o resignación antes que un esperable shock. Lo mismo sucede cuando ve objetos que descolocarían a cualquiera. Por ejemplo, cuando Bill ve al Mogwamp en el bar sin inmutarse. En esta escena, incluso, el Mogwamp dice algo notable y es que los dos ya se han visto con anterioridad en otro lado. La película jamás especifica ni donde, ni cuando se conocieron anteriormente Bill, pero no es muy posible imaginarse que el mismo ha aparecido en otras alucinaciones previas de Lee que jamás veremos.

Es más, uno tiene la sensación que muchas (sino todas) las cosas que está viendo Lee ya las vivió ya sea en forma de realidad concreta o de alucinación. Sin ir más lejos, antes de que Bill asesine a Joan accidentalmente, este le dice a ella “es hora de la rutina de Guillermo Tell”, como si ellos ya lo hubieran hecho esto mucho antes, como si Bill en realidad ya mató a su esposa en la realidad y esto es sólo una alucinación que le recuerda un homicidio involuntario que ya cometió. Ahora bien, es interesante señalar como esta manera sobria, casi a modo keatoniano, en la que Bill recibe algunas de las alucinaciones más disparatadas que se hayan visto en una película es justamente la base de su extraño humor. Verlo a Lee con el mismo rostro pétreo contemplando imágenes tan excéntricas, verlo incluso vestido con el mismo sobretodo y sombrero durante todo el metraje termina dando como resultado un efecto cómico. De hecho, en los comentarios del DVD, Cronenberg dice que El Almuerzo Desnudo puede verse como una comedia poco convencional y basta ver cómo están filmadas algunas de las escenas para darse cuenta que hay una búsqueda humorística en la puesta en escena del film. Sino ver, por ejemplo, la escena en la que Lee mata al bicho y escapa a la policía, la misma está filmada en plano general, mostrando los movimientos algo torpes del protagonista como si se tratara de un gag de una comedia slapstick y lisérgica.

Pero hay otra cosa que puede verse más claramente en El Almuerzo Desnudo: su reflexión sobre la escritura y sobre la relación entre el autor y su obra. Hay muchas películas que abordan esta temática, el Kafka de Sorderbergh, Barton Fink de los hermanos Coen, Descubriendo el país del nunca jamás de Mark Foster, el Shakespeare Apasionado de James Mangold o incluso El ladrón de Orquideas de Spike Jonse. En todos estos casos la relación entre el escritor y lo que hace se aborda pensando solamente en el momento en el que el autor tiene (o no tiene) una idea sobre su obra y el momento en que lo plasma en una papel. Hay hasta una idea muy simple en todas estas películas sobre el proceso de escritura y creación literaria. Un autor X suele vivir algo y a partir de lo que hace lo documenta o lo deforma en su papel, el escribir es apenas una acción, una ejecución que no hace otra cosa que llevar una idea al papel. En cambio, en el film El Almuerzo Desnudo, las ficciones que crea Bourroughs tienen una relación de intercambio con los hechos que vive. Por un lado algunas vivencias del protagonista originan todo tipo de imaginarios literario. Pero por otro lado, muchas de sus creaciones y alucinaciones le ayudan a construir una realidad alternativa que modifican lo que vivió y hacen que cambie su percepción de las cosas, de su trágica relación con su mujer, de su homosexualidad latente, de su imposibilidad de no ser otra cosa que un artista. También hay algo remarcable que hace El Almuerzo Desnudo y es hablar del proceso de escribir como un hecho adictivo y no exento de generar un estado similar al de una droga para el artista. Lee parece entrar en éxtasis cada vez que escribe como lo hace cuando se droga o cuando tiene sexo, es, de hecho un enamorado de demasiadas cosas que no pueden estar en una misma existencia conviviendo al mismo tiempo: Lee ama las drogas, una mujer, un hombre y producir ficciones literarias. Escribir, además, genera ideas en Lee que no tenía antes, modifica la película que estamos viendo y la forma en la que Bill ve aquello que lo rodea, de hecho, algunos de los momentos más importantes de El Almuerzo Desnudo surgen cuando Bill “habla” con sus máquinas de escribir convertidas en bichos o en cabezas de Mogwamp. Incluso Cronenberg muestra la importancia del tipo de instrumento que se utiliza para hacer una obra. Lee sólo puede escribir a máquina (como le pasaba a Burroughs, quien no podía escribir sus novelas a mano y aseguraba que para ser escribir sólo hacía falta saber mecanografía (3)) y dependiendo el aparato que utiliza cambia su percepción de lo que escribe.

Lo paradójico de El Almuerzo Desnudo, es que por extraño que parezca, aún con todas las alucinaciones, todas las ficciones envueltas en sucesos reales, todo el hecho de ver la película a partir de un punto de vista, es una película que termina mostrando como una realidad objetiva, hecha de un tiro puesto en la cabeza de una mujer y el inicio de una carrera literaria que empezó escrita con sangre, se impone por sobre todo mundo imaginario y ficcional. Lee podrá ver su vida y modificar su existencia y su mundo a partir de creaciones, pero el final indica que es finalmente lo físico, lo concreto, lo trágicamente horrendo de una vida trágica lo que termina venciendo por sobre cualquier bicho parlante, máquina de escribir hipersexuada o excéntricos travestidos ejerciendo el tráfico de una sustancia dueña de dudosos efectos curativos. En el desenlace lo que termina prevaleciendo es el recuerdo de un tiro atroz y acaso accidental, cruzando un cráneo y una carne de una dama que jugó un juego equivocado y fatal y el trauma insuperable de un escritor condenado a ejercer de manera genial, un arte que en su caso tuvo una raíz manchada con sangre.

  1. una curiosidad es que esta decisión de hacer un Tangier de estudios tuvo su origen no en una decisión de Cronenberg (quien quería trasladarse al África), sino en un tema de presupuesto. Aparentemente, filmar en las locaciones originales era demasiado caro así que tuvieron que construir cuadras de la ciudad en un set.
  2. desde este lugar, la elección de música free jazz en la película, compuesta por el enorme Ornette Coleman, no puede ser más indicada, no sólo porque el jazz era la música que solían escuchar los artistas del movimiento beatnik, sino porque el free jazz es una música que va encontrando sus armonías y notas mientras se toca la melodía.
  3. Sobre el tema de la relación de Burroughs con la escritura y con las máquinas de escribir, es altamente recomendable la serie de entrevistas compiladas en el excelente Con William Burroughs de Victor Bockris.

15 pensamiento sobre “Fracaso mío: Sobre Festín Desnudo

  1. diana maria garcia zibara

    yo pienso que la película almuerzo al desnudo tiene algunas escenas de alucinaciones demasiado salidas de la realidad como las maquinas de escribir se convierten en bichos es una película difícil de entender me parece que es un poco surrealista

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  2. Edgar García

    Me gustó el surrealismo de las máquinas de escribir convertidas en bichos.
    Lo único que podría argumentar en contra, pero que a la vez es una genialidad y originalidad de Cronenberg es cambiar el principio de la novela de Bourroughs para hacerla propia de él. En sí una buena película

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  3. Sergio Blanché

    Hola! Luego de disfrutar del artículo de Hernán y hacer un poco memoria entre el libro y la película se me ocurre que en cierta forma es como si David Cronenberg se hubiese internado en el «telepod» de La Mosca con toda la literatura y la vida de William Burroughs para fusionar ambas sensibilidades y crear el guión de Naked Lunch (Almuerzo Desnudo) durante más de cinco años entre las penumbras de ese incierto lugar llamado Interzona (casi un estado mental) asomando como un Mugwump bajo los acordes del genial Howard Shore acompañado magistralmente por el gran jazzista Ornette Coleman que amalgaman el complejo mosaico que entre otras cosas intenta transmitir los complejos niveles de la adicción, la manipulación y el control, así como la descarnada experiencia del proceso creativo de la escritura (con esos increíbles insectos/máquinas de escribir) entre diversas metáforas y alucinaciones que bien podrían ser surrealistas. Aún sigue siendo mi preferida de la filmografía que visionado de DC! Saludos.-

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  4. Ana

    Profe, interesante su artículo. Siempre tan concreto y profundo a la vez. Sobre el escritor, me gusta mucho su literatura, creo que es bastante underground, lo cual es magnifico, ya que, trata sobre diversos temas que para nada son regulares o normales. Por supuesto, Cronenberg se arriesga a llevar la obra de W.B al cine y ello no parece fácil, hay que experimentar una y otra vez para lograr algo fiel y profundo. Así como W.B es, diría yo, un símbolo de la revolución literaria así lo es D. C en materia de cine.

    Saludos y gracias por el excelente texto.

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  5. Roberto

    esta película me pareció alucinante, en toda la extensión de esa palabra. es un logro meritorio de cronenberg haber elaborado en imagen, en sonido, en diálogos y en historia el relato de un personaje tan complejo, con tantas emociones latentes (culpa, violencia, deseo, ganas, hartazgo).

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  6. Pepis

    Un crítico conocido la calificó de ‘pretenciosa y fallida’, a mi me gusto el arranque, después creo que se cae y ya no se sabe muy bien de que va. El surrealismo no es para cualquiera. Una amante de Lynch.

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  7. Pepis

    Igual provoco amores y odios y eso a mi parecer la vuelve mas controvertida e interesante. Yo estoy del lado malo, pero se me hace obligatoria igual.

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  8. sebastian

    Hay momentos en que la película se transformo, pues, en algunos pasaje creció la dificultad de esta. De igual modo tiene lo representativo de Cronenberg.

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  9. Sara

    A mi me gusta la idea de que no se defina a ciencia cierta lo real y lo irreal, el hecho de que no se marque una diferenciación exacta dentro de estos dos campos y genere duda y expectación al espectador. Creo que son muy acertadas esas dosis de surrealismo que se dan tanto en las imágenes como conceptualmente.

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  10. Carmen Ezquerro

    Un trabajo muy interesante. En mi opinión, esta película muestra una mayor complejidad dentro de la filmografía de Cronenberg ya que muestra un conjunto de elementos diversos que hacen poder catalogarla de diferentes maneras respecto a su género (comedia, drama. fantasía, horror, biografía…) y por su alternancia a diferentes realidades (bien sean alucinaciones o no).

    Fantástico documento Hernán Schell !! Gracias!!

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  11. Carla

    Cronenberg no deja de sorprenderme. Me interesó mucho a pesar de no gustarme tanto las películas de este estilo (mezcla de surrealismo/realidad al estilo Lynch)
    A medida que veo las películas, quiero investigar más sobre las influencias literarias nombradas por Hernán desde la primer clase. Luego de ver ésta sobre William Burroughs, aún más: sigo agregando libros a mi lista personal. Buen Aporte!

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  12. jesus omar garza cano

    Aparte de las películas de David Lynch y Luis Buñuel que son sumamente surrealistas, «El Almuerzo Desnudo» de Cronenberg por supuesto que es surreal, pero existe todo un trasfondo que se maneje con maestría, la música es un punto a favor, es fantástica, yo no la llamaría la mejor o la preferida de toda la filmografia de Cronenberg en mi opinión, verdad. Pero estoy consciente de que es una joya de película y sumamente imprescindible

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